Los muertos en Libia ya se están contando por decenas, incluidos civiles, "gracias" a la intervención de los ejércitos occidentales liderados, como no, por Estados Unidos. Parece que nos hemos olvidado muy pronto de las terribles consecuencias que provocó, y sigue provocando, la guerra de Irak, y de la cual, prácticamente todo el mundo (salvo algunos entusiastas bélicos) acabó horrorizado: miles de civiles muertos, infraestructuras destrozadas, estructuras sociales desaparecidas, hambre, necesidades, desplazados, crisis energética, un país arrasado, una zona con más convulsión y conflictos, auge del islamismo radical, más terrorismo, ...
El escenario de la nueva guerra contra Libia es idéntico al escenario, hace 8 años, de la guerra contra Irak. Un déspota que oprime a su pueblo que hasta hace cuatro días era apoyado por occidente. Un país armado por occidente que hacía determinados "trabajos sucios" (inmigración, negocios, freno al islamismo) para los Gobiernos occidentales, pero que en un determinado momento cae en desgracia, y, por supuesto, petróleo, mucho petróleo y otros recursos enérgéticos. Lo previsible, por lo tanto, es que el resultado de esta guerra sea tan terrible, o más, que el de la guerra de Irak, y eso no lo va a cambiar la única diferencia que existe entre ambas guerras: ahora se cumple el formalismo de la desacreditada ONU para el ataque.
La hipocresía occidental no tiene límites: existen conflictos en el mundo que están generando miles de víctimas civiles, existen en el mundo muchos Gobiernos tiranos que oprimen a su pueblo, existen docenas de resoluciones de la ONU que países poderosos, o no tan poderosos, se niegan a cumplir (Israel, Marruecos, USA, ...), pero sólo cuando hay negocio a la vista se toman medidas tan serias como un ataque de estas dimensiones.
Por todo ello, hoy, igual que hace ocho años, por coherencia, todos quienes estamos en contra de cualquier tipo de acción imperialista como el ataque a Libia, debemos gritar con fuerza: NO A LA GUERRA!
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